Alpes, Lagos y Mar
Viajar en coche: Turín (2)

La Galería Sabauda de Turín es famosa, sobre todo, por la colección de cuadros flamencos y holandeses (Van Dyck), Memling, Van Eyck, Rembrandt pero también es notable el conjunto de cuadros italianos, los piamonteses sobre todo, con Defendente y Gaudencio Ferrari, despues, Angelico, Pollaiolo, Botticelli (con una soberbia Venus) Signorelli, Hercules Roberti, el Veronés, Bronzino, Mantegna, todos los cuales están muy bien representandos.

Se pasa a la armoniosa plaza S. Carlos, la más bonita de Turín con las dos Iglesias simétricas de S. Carlos y Sania Cristina. Desde aquí se puede alcanzar el verde Parque del Valentino a las orillas del Po, con el Castillo (1630), el cercano Burgo Medieval, construído a finales del '800, junto a un antiguo castillo que en sus tiempos, tuvo un gran éxito. A lo largo del Po se llega al puente Humberto I y, ante nuestros ojos se halla la colina aislada del Monte de los Capuchinos desde la cual tendremos, una notable visión panoramica de la ciudad.

Por el Puente Vittorio Emanuele y la amplia plaza de Vittorio Veneto, volvemos hacia el centro. En la calle Po, a la derecha, veremos la Iglesia de la S.S. Anunciata, immediatamente despues, en la calle Montebello, la característica aguja de la Mole Antonelliana, erigida en 1863.
La visita a la Turin monumental se termina entre las calles elegantes del centro. Aconsejamos al huesped dedicar la segunda mañana a una visita a la Basilica de Superga, construída por orden de Vittorio Amedeo II, a fin de recordar la salvación de Turín del asedio de los franceses en 1706.
Por la tarde se podrá visitar el Palacete de casa Stupinigi, tipico ejemplo del barroco piamontés y, en la actualidad, sede del Museo, o la soberbia ciudad de Susa (a 53 km), a los pies del Mont Cenis, con el espléndido arco erigido por el rey indígena Cozo (a. de C.enhonor de Augusto), con el imponente fondo alpino y las poderosas Murallas romanas y la Catedral románica. Saliendo al tercer día de Turín se desemboca en la autopista que, atravesando el Canavese, nos lleva a Ivrea.