Entre Roma y Nápoles
Viajar en coche: Roma (10)

Retrocedemos por la misma calle hasta encontrar, a la izquierda, la de San Agustin, en cuya iglesia del mismo nombre, otra tela de Caravaggio.

Llegamos así a la pintoresca calle de Coronari, con innumerables tiendas de anticuarios y la recorremos entera hasta la del Banco del Santo Spirito, por donde se entra a Corso Vittorio Emanuele, donde surgen monumentos numerosos.

A la izquierda, la Iglesia Nueva con el Oratorio de los Filippini, de Borromini y, más allá, el severo Palacio de la Cancilleria, a la derecha, obra de A. Bregno y Bramante, con patio bramantesco (1511).

Aún más adelante, a la izquierda, el Palacio Máximo alle Colonne, de Peruzzi (1536) y, a la izquierda, la famosa iglesia de San Andrea della Valle (S. Andrés del Valle), con una cúpula que es la más alta de Roma después de la de San Pedro.

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Se retrocede por el Corso Vittorio Emanuele, hasta el Palacio de la Cancillería y se atraviesa, a la izquierda, la plaza homónima hasta la escénica plaza de Campo dei Fiori (Campo de las Flores), centro de la Roma popular del Medioevo y del Renacimiento, desde donde se pasa a plaza Farnese dominada por el Palacio Farnesio, quizá la más bella creación de arquitectura civil de todo el Renacimiento, obra de A. de Sangallo el joven, y de Miguel Ángel.

Estamos ya en la aristocrática Via Giulia (calle Julia), la más elegante de la Roma papal, que recorremos en dos sentidos para apreciar el recoleto y silencioso atractivo; primero hacia la izquierda, luego, volviendo sobre nuestros pasos, a la derecha hasta el Tiber, donde en puente Garibaldi, comienza calle Arenula que, nos lleva a Largo Argentina, en cuyo centro hay una profunda excavación con templos y habitaciones de la Roma Republicana.

Desde aquí, por la calle de Cestari, alcanzamos la plaza con la encantadora iglesia Santa Maria Sopra Minerva (Sta. Maria sobre Minerva), única iglesia gótica de Roma ante la que se alza un curioso monumento con un obelisco sostenido sobre los lomos de un elefante.