Entre Roma y Nápoles
Viajar en coche: Roma (1)

Quisieramos exhortar al visitante a dedicar su Primera Tarde en Roma a una visión emocionante. Pida que lo lleven a la plaza de Venecia, suba la escalinata del Capitolio (diseñada por Miguel Ángel), atraviese la milagrosa plaza capitolina, y se asome, en lo alto, desde la roca, para contemplar los Foros iluminados, con los mármoles, los templos, los arcos, la masa oscura y selvosa del Palatino sumergido en el silencio.

Si un irritante espectáculo de "luz y sonido" le molestara, tenga paciencia; espere que haya silencio, sea paciente y mire.
Generaciones de personajes y huéspedes le han precedido apoyados en aquellos parapetos gastados, los más grandes personajes que haya tenido Italia; desde Carlos V a Goethe, de Montaigne a Chateaubriand, todos han probado el encanto incomparable de esta vista sobre el breve espacio de ruinas en donde, durante siglos, se decidió la suerte del mundo civil.

Tour por la costa Amalfitana, con salidas diarias

Volvamos a plaza Venecia la mañana del Primer Día para empezar nuestra visita. Frente a nosotros, la blanca mole del Monumento a Vittorio Emanuele II, construido entre 1888 y 1911 y, en donde, después de la guerra mundial, fué colocada la Tumba al Soldado Desconocido.

A la derecha se eleva el poderoso Palacio Venecia, del cuatrocientos, sede de la embajada veneciana ante el Papa. Soberbio su interior, con patio a Logia atribuido a J. Maiano; en las espléndidas salas se halla el Museo del Palacio de Venecia, con bellas pinturas, esculturas, armas, etc.

En el lado derecho del palacio del Torreón y. bajo él, se abre la graciosa Basilica de San Marcos.

Atravesando la vecina plaza de San Marcos, llegaremos a la alta escalinata en cuya cumbre se eleva la Iglesia de Santa Maria del Aracoeli, (1250), con riquísimo interior a tres naves, repleto de obras de arte y de tumbas esculpidas por Bregno y Donatello, a pinturas de Cavallini y Benozzo Gózzoli o los estupendos frescos de Pinturicchio.