Entre Roma y Nápoles
Viajar en coche: Roma (3)

Sigamos por esta dirección y pasamos así el Foro de Augusto, y, tras las columnas del Foro de Nerva, llegamos a la torre dei Conti, otra fortaleza medieval, en el ángulo entre calle de Cavour y la de los Foros Imperiales.

Tomamos ahora, pues, calle Cavour, hasta una escalinata por la que, subiendo bajo una bóveda, llegamos a la solitaria placita en donde se halla San Pedro in Vincoli, en cuyo interior se conserva el Moisés esculpido por Miguel Ángel para la incompleta tumba de Julia II.

Recorriendo las callecitas de este barrio que surge sobre el antiguo y de mala fama, la Saburra, volvemos a calle Cavour y, atravesando la de los Foros Imperiales, se alcanza el ingreso al Foro Romano; a la izquierda, las soberbias bóvedas de la Basilica de Majencio (312); a la derecha, apenas entrados en el Foro, la gran Basilica Emilia, luego el edificio de la Curia y el Arco de Septimio Severo que se elevan sobre la destruida pared del Capitolio.

No podemos describir este solemne y patético conjunto de ruinas pero no faltarán estupendas ediciones que la ilustren.

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A la izquierda, la calle Sacra que, comenzando junto a la caprichosa Casa de las Vestales termina en soberbia subida hasta el Arco de Tito; siempre a la izquierda, el templo de Antonino y Faustina, bellas columnas y el circular Templo de Rómulo, ambos fuéron transformados en iglesias cristianas.

Más adelante la blanca iglesia de Santa Francesca Romana, bello campanario del siglo XII.

A la derecha las boscosas pendientes del Monte Palatino, una de las siete colinas en las que fué construida Roma, y sobre la cual los emperadores de la edad de oro erigieron sus moradas.

Se subirá, por la derecha del Arco de Tito, para admirar los Ortos Farnesiani (Huertos de Farnesio), donde el cardenal Farnesio construyó, en el '500, su lugar de las delicias; pero, sobre todo, las imponentes ruinas de la Casa de Livia, de la Domus Flavia, de la Domus Augustana, en donde se mezclan las ruinas de la primera edad republicana y, en fin, el imponente Estadio de Domiciano.

Bajando del Palatino, en la calle de Trionfi, más humildemente llamada, calle de San Gregorio, se alcanzará el Arco de Constantino, más allá del cual se eleva el más famoso de los monumentos de la antigua Roma, el Anfiteatro Flavio o Colosseo (72-80), (Coliseo).