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Entre Roma y Nápoles
Viajar en coche: Nápoles (1)
NÄPOLES, surge en uno de los lugares naturales más fascinadores del mundo.
Durante los dos días de nuestra estancia la recorreremos de forma que podamos reunir la formación artística y monumental con el enorme interés de su paisaje único.
Comenzamos la visita por la Plaza del Municipio, bella vista hacia el puerto y hacia el interno, la mole de la Fortaleza de San Telmo y de la Cartuja de San Martin. Mirando hacia la ciudad, el Municipio neoclásico a cuyo lado se halla incorporado S. Giacomo degli Spagnoli (S. Jacobo de los Españoles) (1540) Con bellos monumentos tumbales.
Procediendo hacia el puerto, a la derecha, el imponente Castillo Nuevo o (Maschio Angioino) con robustos torreones cilindricos, construido en 1282 y reconstruido a mitad del '400 por Alfonso I de Aragón que añadió el fastuoso Arco de Triunfo (1467), obra de Laurana, por el que se entra.
En el patio la Capilla Palatina, con Portal y Virgen de Laurana y poderosa Sala de Barones.
Pasando ante el neoclásico Teatro de San Carlos llegamos a plaza del Plebiscito en forma de hiedra semicircular, con S. Francisco de Paula (1846) inspirada en el Panteón de Roma, y el grandioso Palacio Real (1600) de Fontana, ampliado en los siglos sucesivos.
Se tomará la bella avenida del Lungomar v. primero por calle Nazario Sauro, luego por la de Parténope, con el pintoresco Castillo dell'Ovo (1138) a la izquierda para gozar de la maravillosa vista del puerto, de la ciudad, del Vesubio, de las islas Prócida e Ischia (Isquia).
Continuamos por la magnifica avenida Carácciolo hasta Mergellina, encantadora ensenada llena de barcas de pescadores y yates, protegida por la colina de Posílipo. Subiendo por el lado rocoso de esta colina encontraremos la llamada Tumba de Virgilio y, poco después, la popular iglesia de Santa MARIA de Piedigrotta.
Se subirá ahora por un tortuoso recorrido entre paseos panorámicos: calle Tasso, Aniello Falcone, desde donde vamos al parque de la Villa Floridana que aloja el Museo Nacional de la Cerámica, con porcelanas, cristales, platas, repartido todo en 31 riquísimas salas.
Atravesando desde aquí por el parque y plaza Vanvitelli llegaremos al Castillo de S. Elmo junto al cual, en estupenda posición sobre una terraza natural, la Cartuja de San Martín (medieval, ampliada entre los siglos XVI y XVII) el mejor monumento del barroco napolitano, con magnífico claustro del '600 y un importante Museo de historia, costumbre y arte napolitanos.