Valle del Po
Viajar en coche: Padova

Ruta del Valle del Po en Italia

Padova, otra ciudad que después de sus orígenes romanos y un vertiginoso medioevo alcanzó un feliz equilibrio con Venecia.

Entramos en la ciudad por la plaza de Stanga, dirigiéndonos inmediatamente (por las calles Ognissanti y Belzoni), a Santa Sofía, la iglesia más antigua de la ciudad (1123) con un espléndido ábside. De aquí, a la Cappella degli Scrovegni pequeña iglesia gótica en el área del antiguo anfiteatro romano y que contiene un ciclo de 38 frescos pintados por Giotto en un gigantesco trabajo (1305-6), pudiéndose decir que, desde aquí, arranca el movimiento del amplio camino de la pintura italiana de los siglos sucesivos.

Al atravesar el jardín, se llega a lo que fue un santuario de la pintura italiana antes que las bombas anglo-americanas destruyeran casi todos los frescos de A. Mantegna, que contenía La Iglesia de los Ermitaños (1276), de la cual todavía se pueden apreciar algunos fragmentos. Al ir hacia el centro se pasa por el Café Pedrocchi, característica construcción neoclásica, uno de los pocos supervivientes cafés italianos. Llegamos a tres simpáticas plazas, una muy cerca de la otra: Frutti, Erbe y Signori (Frutos, Yerbas y Señores). Entre las dos primeras se alza el armónico palacio de la Ragione (Razón), rectangular, con pórtico, logia y techo de obra viva (1218-1306). En la plaza de los Señores la elegante Logia de la Gran Guardia (1523) y el Palacio del Capitán, con la Torre del Reloj, por cuyo pórtico se pasa a Corte Capitanato y a la plaza del mismo nombre (Capitanato), donde surgía, en un tiempo, el castillo de los Carraresi, señores de Padua, y donde ahora se alza el edificio Liviano, con salas que al principio fueron pintadas por Altichiero y Guariento, y, sucesivamente, retocadas (1540) por Campagnola y S. y G. dell'Arzere.

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Muy cerca de aquí, el bonito Arco Vallaresso, erigido en 1632 en honor de un alcalde veneciano. Pasamos luego a Plaza del Duomo, con la basta fachada de la Catedral sin terminar y el interior inspirado en un proyecto de Miguel Ángel. A la derecha de la catedral el bonito Batisterio románico (1260) con un magnífico Políptico y frescos de Justo de Menabuoi (1378). En la cercana calle Vescovado, se alcanza una de las más bellas moradas de la ciudad, la Caía degli Specchi (Casa de los Espejos), llamada así por sus lisas superficies de mármoles policromados. Reemprendiendo el recorrido precedente, pasamos por el Municipio para llegar al antiguo palacio de la Universidad, con un hermoso patio y Soportales del quinientos. Vamos ahora por la calle de Roma desviándonos por la pintoresca Ribera de los Puentes Romanos, y se llega a la plaza de la Basilica de San Antonio, que encierra una inmensa colección de tesoros de arte, entre los cuales el maravilloso altar mayor, obra de Donatello. Es también de Donatello la armoniosa estatua ecuestre del "condottiero" Erasmo de Narni, llamado el "Gattamelata", que surge ante la fachada de la Basílica, atractivo enlace éste que ofrece un conjunto extraordinario entre las formas góticorománico de sus muros y el aspecto oriental de sus siete cúpulas.

Se visitará el interior de la Iglesia, con un hermoso claustro y el Museo del Santo, antes de pasar al Museo Cívico, con una buena colección arqueológica, pero sobre todo, con estupenda Pinacoteca (Giotto, Lor.Veneciano, Jacopo y Juan Bellini, Foppa, Vivarini, Morone, Giorgione, Ticiano, Tintoreto, Veronés, Van Dyck, Piazzetta, Tiépolo, Ricci, Longhi, etc.).

Se atraviesa el río y porel sugestivo Orto Botánico (Jardín Botánico), se alcanza el armonioso Prado del Valle, con sus canales, estatuas, sus árboles y obeliscos, obra genial v poética del setecientos. Desde aquí se irá a la imponente iglesia de Santa Justina, una de las más grandes de la cristiandad (siglo XVI) con numerosas obras de arte entre las que destaca el Martirio de Santa Justina, de Veronés; en el fondo el ábside.

Saliendo de Padua, se toma la carretera hacia Monselice (descrita en sentido contrario en el itinerario sucesivo), y, desde MONSELICE, a 43 km de Padua, entramos en ROVIGO.