Sicilia, arte y cultura entre sol y mar
Viajar en coche: Palermo (1)

Rutas por Sicilia

Antigua base cartaginesa, romana en el 252 a. de C. Despues de las invasiones bárbaras, fue dominada por los bizantinos, los árabes, los normandos, siempre en florida grandeza e importancia.

Grande esplendor tuvo con Federico II de Suabia, luego con los anjevinos, Aragoneses y Borbones, anexionada a Italia con el resto del Reino después de 1860.

Empezamos la visita a Palermo por la fastuosa Puerta Nueva, al fondo del Corso Vittorio Emanuele.

A la derecha, en medio de un vasto jardín, el palacio dei Normanni (Normandos), construído por Roger II el Normando, de cuya época queda solamente al exterior, la Torre de Santa Ninfa, mientras la vasta fachada es de época barroca.

En el interior un bonito patio (seiscientos) y, subiendo la escalinata, la prodigiosa Capilla Palatina, la gema de Sicilia árabe-normanda (1140), con sugestivos mosaicos que brillan en penumbra opulenta y misteriosa.

En el segundo piso, los antiguos apartamientos reales de caracter barroco y neoclásico.

Tour por Sicilia, con salidas regulares

Al salir de palacio se llega a la cercana iglesia de San Juan de los Eremitas, donde la arquitectura de rojas cúpulas redondas, la tupida vegetación exótica y tropical, el claustro encantador, nos sugiere un ángulo oriental.

En plaza de la Vittoria, el espléndido palacio Sclafani, con la noble fachada (trescientos) que da a la plaza S. Giovanni.

Volvemos a Corso Vittorio Emmanuele y se llega a la plaza de la Catedral, obra de varios siglos a partir del primitivo edificio de 1185 sobre el cual, el arquitecto Fernando Fuga, que a finales del 700, desfiguró desgraciadamente el interior, construyó una cúpula, bella, sì, pero que desentona con el ambiente.

Después, en la parte derecha vemos el rico Portal de Gambara (siglo XV) precedido por un ligero soportal con arcadas. La fachada es sustancialmente la original: dos potentes arcos ojivales la enlazan al bizarro torreón campanario construído en el siglo pasado al lado opuesto de la calle. Interior con simples y solemnes tumbas de los reyes normandos y suabos entre los que destaca el viril sepulcro del más grande monarca que Europa haya tenido después de Julio Cesar: Federico II de Suabia.