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Civilización Adriática y Véneta
Viajar en coche: Verona
VERONA. Por su posición entre las orillas del Adige, a los pies de las colinas, por la belleza de sus colores, el verde de los cipreses, el rojo de los oscuros ladrillos, el marfil de la piedra, los blancos mármoles, por la extraordinaria armonía en la que se componen arte romana, medieval y del Renacimiento, por la soberbia belleza de sus iglesias, Verona, es una de las más atractivas ciudades de Italia. Antiguo lugar prehistórico, luego ciudad de los galos y romanos, capital de dinastías ostrogodas, longobarda y francas, pasó, después del período comunal, bajo la breve pero feliz señoría Scalígera (1260-1387) y, en fin, a la república veneciana.
La visita comienza por la prodigiosa Plaza Brá, en la cual reina la romana Arena (I siglo), el edificio mayor en su género después del Coliseo. Al lado de la Arena, el neoclásico Palacio Municipal y, adosado a los muros Scalígeros, el Palacio de la Gran Guardia (1610). Después de los arcos del trecientos, que superan el corso Porta Nuova (Puerta Nueva), se abre el Museo Lapidano Maffiano, con bellos soportales clásicos; más allá de calle Roma, un hermoso conjunto de succesivos palacios: Vaccari, Bárbaro y Malfatti (obra de Sanmichele, 1555).
Por la calle de Roma llegamos a Castelvecchio, sugestiva fortaleza del '300 sobre el Adige que hoy aloja el Museo Cívico, con importante Pinacoteca Véneta (obras de G. Bellini, Crivelli, Tintoretto, Ticiano, Tiépolo, Guardi y de dulcísimos veroneses como S. de Zevio y Altichiero. Se visitará el castillo, entre torres y caminos gozando de una vista bellísima.
Por el callejón de Antonio Prócolo, se llega a San Bernardino, renacimiento del 1466, luego a San Zeno, la iglesia más bonita de Verona, una de las más importantes de Italia. Fué fundada en el siglo V, pero sus formas actuales son del 1138; en ella se admira el espléndido Protiro (atrio) y las esculturas de Nicoló y Guilielmo, obra cumbre de la escultura románica. Por la fabulosa Puerta Románica de bronce, entramos en el grandioso interior. Sobre el altar mayor, el Tríptico de Andrea Mantegna (1459), uno de los cuadros más nobles del Renacimiento. Orillando el Adige se vuelve a Castelvecchio que se supera hasta llegar al soberbio Arco de Los Gavi (a. 50 d.C.), demolido en 1805 por los franceses y reconstruido después.
Tras el Palacio Canossa, de Sanmichele, se llega a Corso Cavour, a la románica Iglesia de San Lorenzo que se halla a la izquierda; a la derecha, el Palacio Bevilacqua (1530), y los Santos Apóstoles. Pasando la romana Puerta Borsani se llega a la Torre del Gardello, ante la cual se abre la vivaz Piazza delle Erbe (de las Yerbas), desde la que se pasa a la antiquisima plaza de los Señores, soberbio ambiente del Medioevo; Palacios de la Razón, 1193 y Scalígero, siglo XIII. y del Renacimiento, la espléndida Logia. Aquí, junto a uno de los lugares más encantadores de Verona, el trecho de calle dominado por las Arche Scaligere (Arcas Scalígeras), en donde, entre su palacio y Santa María Antigua, fueron enterrados los señores de De la Scala, bajo cuyo gobierno, Verona, pasó de la vida medieval al glorioso renacimiento. Se recorrerán las calles adyacentes hasta la "Casa de Julieta; luego por la calle Stella, flanqueando la iglesia de Santa María de la Scala, del trescientos, por la calle Anfiteatro con el Palacio de los Diamantes, se volverá a plaza Brá, y nuestra excursión puede interrumpirse aquí en uno de los buenos restaurantes de la plaza.
Por la tarde emprenderemos de nuevo nuestra visita desde plaza Brá y, procediendo por la izquierda del Municipio, llegamos a la antigua San Pedro Incarnario, y luego a San Fermo Mayor (1621), con riqueza de frescos en el interior, obra de Altichiero, y espléndidos monumentos. A lo largo del Adige se podrá llegar al sugestivo lugar conocido como " Tumba de Julieta ". Atravesado el Adige por San Fermo, pasando por el Puente Navi, encontramos el Palada de Pompeya (1530) de Sanmichele, luego la Iglesia de San Pablo, (interior con telas del Veronés, Carotto, etc.). Pasada Venti Settembre, encontramos la iglesia de los Santos Nazario y Celso, con bellos cuadros vénetos. De aqui a Santa María del Órgano, abadía benedictina del siglo VIII, transformada por Sanmichele (en el coro tallas importantes del 1499). Encontramos a la derecha Santa Clara (sig. XV) y nos hallamos el pie de la colina de San Pedro en cuyo lado se abre el Teatro Romano, en magnífica posición sobre la ciudad y el recodo del Adige junto al cual se halla el Museo Arquelógico. Siguiendo la curva del río llegamos a la majestuosa iglesia de San Jorge (1477-1536) en cuyo interior se conservan cuadros famosos. El Martirio de San Jorge, obra cumbre del Veronés y el bizantino Cristo del Tintoretto. Por el puente, ante el teatro Romano, a pocos pasos, se alza la Catedral, románica, con un bello ábside circular (siglo XII) y un claustro con columnas en mármol rojo; en el interior, la Asunción, de Ticiano (1540).
Por la calle del Duomo llegaremos hasta la última obra cumbre que nos queda por ver de la arquitectura veronesa: Sania Anastasia, iglesia gótica dominica (1290) con preciosos frescos murales de Pisanello.
A la mañana siguiente, saliendo temprano de Verona, nos encontraremos, 50 km más adelante, por una bonita carretera, bajo lassuaves crestas de una colina, con VICENZA.