Civilización Adriática y Véneta
Viajar en coche: Venecia

Ruta Civilización Adriática y Véneta en Italia

No pretendemos ilustrar la historia gloriosa ni hacer una lista de los tesoros de esta ciudad única.
Indicamos dos caminos a recorrer en los cuales hemos intentado la difícil empresa de ofrecer al visitante lo mejor de Venecia en dos días. Las dos sugerencias que hacemos arrancan de plaza de San Marcos.

La primera, siguiendo el Canal para entrar en el interno; la segunda, más amplia, se termina con un paseo en "vaporetto" (elegid el menos rápido), a lo largo de la calle más fantástica del mundo: El Canal Grande. Indicar las calles seria imposible; las etapas de nuestra excursión servirán de puntos de referencia para preguntar por las calles a los venecianos, atentos y pacientes. No enfadarse si por casualidad se pierde; les sucede también a ellos.

Bien, comenzamos con la primera jornada, nos encontramos, pues, en la Plaza de San Marcos, "el salón más bonito de Europa" según Napoleón. Generaciones de artistas y artesanos le han conferido el aspecto que ahora vemos con un trabajo ininterrumpido de diez siglos por lo que hoy, la plaza entera, se nos aparece como una sola y compleja obra del gusto y fantasía italiana.
Frente a nosotros la Basílica de San Marcos, fundada en el año 828 y continuamente embellecida hasta el 1500; arte griega y medieval, bizantina y toscana, lombarda y véneta, han contribuido con todas las formas de expresión posibles: del mosaico a la orfebrería, de la escultura a la pintura. A la derecha de la Basílica, por la Puerta de la Carta, se entra en el Palacio Ducal, de estilo gótico florido, típico de Venecia (1309-1442); el patio, del renacimiento, es obra de Antonio Rizzo (1483) que dejó aqui dos obras maestras de la escultura veneciana, las estatuas de Adán y Eva (1464) en la actualidad en el apartamiento ducal. Por la Escalera de los Gigantes, entramos en el interior del Palacio, de lujo increíble, techos dorados y esculpidos, estucos, chimeneas, puertas talladas, armas y armaduras todo lo cual hace una de las más fabulosas moradas públicas de todos los tiempos.
Los pintores venecianos, desde Carpaccio a Gentile Bellini, de Ticiano al Veronés, Bassano, Tiépolo, crearon fantasías y alegorías en las cuales se canta la gloria de Venecia y, entre historia y mito, ese es el motivo que domina. Nos dejará maravillados y estupefactos la gigantesca tela del Paraíso, obra de Tintoreto, la mayor que existe. Maravillosos los cuadros de las paredes, entre los que destaca la Piedad de G. Bellini y tres obras raras de Jerónimo Bosch: El Paraíso, el Infierno, y el Martirio de Santa Juliana.
Al salir del palacio nos detendremos en la Placita, eligiendo el lado que mira hacia la Laguna; sobre las dos columnas (siglo XII), estatua de San Todaro y León de San Marcos. Frente a nosotros la luminosa vista del Bacino de San Marcos, un tiempo frecuentado por la flota de la República; domina el cuadro la isla de San Jorge el Mayor, a la izquierda el Lido (la playa); luego la Riva degli Schiavoni (Ribera de los esclavos); a la derecha un trecho de la Judeca y la Punta della Dogana (Punta de la Aduana), junto a la cual surge la Basílica de la Salud. Ante el Palacio Ducal, la Librería, sede de la Biblioteca Marciana, obra de Sansovino, como también de este artista, la estupenda Logieta (1540) que se extiende bajo el campanario en artísticos soportales. A ambos lados de la plaza, las Procuratie (Antiguas oficinas del Estado Véneto), junto a las Procuratie Vechie (1532), la Torre del Reloj (1496) con las famosas estatuas de los Moros.
El último trecho de la plaza, frente a San Marcos, se conoce como ala napoleónica porque fué completada per voluntad de Napoleón. Bajo los portales de este lado pasaremos para entrar en Museo Correr, importante colección de historia civil y marítima, costumbres y memorias venecianas, con espléndidos cuadros: la Piedad, de A. de Mesina, la Transfiguración, de G. Bellini; las Cortesanas, de Carpaccio. Al salir de la plaza, superando la iglesia barroca de San Moisés, pasando ante Santa Marta del Ciglio, se atraviesa con el trasbordador el Canal Grande hasta la ounta de la Dogana (Aduana) y, de aquí, en pocos pasos nos plantamos ante la Basílica de la Salud, obra cumbre de Baltasar Longhena (1631-1681); interior con soberbias obras del Ticiano, Tintoreto y Lucas Giordano.

Sobrepasando un puentecillo tropezamos con la noble Abadia de San Gregorio, gótica, cerrada en la actualidad y, a lo largo del río (canal) llegamos a la aireada Riva delle Zattere, frente a la Judeca. Pasada la iglesia del Santo Espíritu, de estilo lombardo, procediendo a lo largo de la ribera sale a nuestro encuentro la Iglesia de los Jesuitas, en donde se halla una de las mejores telas de Tiépolo: La Virgen y Santa Catalina. Al salir, tomamos por un paseo arbolado hasta la ex-iglesia gótica de la Caridad, sobre el Canal Grande y que hoy forma parte de la Galería de la Academia, máxima Pinacoteca veneciana, cuya entrada está junto a nosotros. (Ver las Diez Capitales de la pintura italiana).

Al salir de la Academia se toma a la derecha por una serie de callecitas que, sobrepasando la iglesia de San Bernabé, del setecientos, llevan a Ca' Rezzonico, poderosa construcción de Longhena y que hoy aloja el Museo del 700 Veneciano (Cuadros maravillosos muebles estupendos trajes, cerámicas, libros etc.). Se pasa por detrás del Palacio Foscari y después del Río Nuevo nos sale al encuentro el pintoresco Campo de Santa Margarita desde donde se llega a la Escuela y la Iglesia de San Roque (1508-1520). En la sala grande de la escuela, Jacobo Tintoreto pintó un increíble ciclo de telas (21 en el techo y 13 en las paredes) que constituyen su obra maestra. Desde aquí, en inolvidable sucesión, pasamos a Santa María Gloriosa de Frari, solemne iglesia gótica cuyo interior se halla dominado por la luminosa Asunción de Ticiano (1518); otras obras pictóricas (Ticiano, Bellini, etc.) y monumentos esculpidos por los grandes venecianos, hacen de esta iglesia un verdadero museo.

Con un breve trayecto se alcanza Campe San Polo, animado por bellos palacios, y siempre por la orilla del Canal Grande, que se ve por la desembocadura de otros más pequeños, se llega a la antiquísima iglesia de San Giacomo al Rialto (San Jacobo en el Rialto) con el gran reloj y campanario en forma de vela y el animado mercado. Más allá del famoso Puente del Rialto (1591) con una vista estupenda del Canal Grande, llegamos después a Campo San Bartolomé; San Salvador, con una fachada de Sansovino (interior con Anunciación y Transfiguración, de Ticiano). Nos haremos indicar el Palacio Contarini, llamado del Bóvolo, con la caprichosa escalera de caracol, del '400, desde donde alcanzaremos el elegante Campo Santo Stefano (San Esteban) con su austera iglesia del Trescientos (cuadros de Vivarini, Carpacci, Piazzetta, Tintoreto). En uno de los cafés del Campo podremos descansar del largo camino recorrido antes de volver a plaza San Marcos pasando por el Teatro La Fenice (1740). Y si aún tenemos deseos de seguir andando, podemos recorrer (según nuestro horario se ha hecho ya de noche), las bellas tiendas llamadas Mercería, que ofrecen brillantes e iluminados escaparates.

La segunda jornada, saliendo también desde plaza San Marcos, vamos en dirección opuesta. Superando el Puente de los Suspiros de romántica leyenda, y la antigua cárcel, nos internamos hacia la iglesia de San Zacarias, una obra cumbre de la arquitectura renacimental (veneciana), obra de Coducci (1500), con una célebre Virgen de G. Bellini, obras del Tintoreto, y, en la preciosa capilla de San Tarasio, polípticos de Vivarini. Giovanni da Alemania y frescos del florentino Andrés del Castagno.

De San Zacarías se va a la pequeña iglesia de Santa María Formosa, en el campo de su nombre (importante tríptico de Vivarini, y Santa Bárbara, de Palma el Viejo). Sobre el campo se abre la Galería Querini Stanpalia, notable colección de pintura veneciana, especialmente del setecientos, con la prodigiosa serie de representaciones de la vida doméstica y menor que pintó Pedro Longhi. Alcanzamos el Palacio Priuli, uno de los más bellos del gótico veneciano, y llegamos a un santuario de la pintura veneciana: La Escuela de San Jorge de los Esclavos, en cuyo interior pintó Carpaccio (1510-1511) el estupendo ciclo de telas de la Historia de San Jorge.

Llegamos a la iglesia paladiana de San Francisco de la Viña (1572) con delicioso claustro (en su interior la rara Virgen de A. de Negroponte, (1410) y cuadros de Bellini, Vivarini, y el Veronés; importante tríptico en mármol lombardo situado en la capilla Justiniani y luego el vasto Campo (plaza) que toma el nombre de la Iglesias de los Santos Juan y Pablo (1246-1430), el Panteón de las glorias venecianas, de severo interior a tres naves, con cuadros de Bellini y frescos de Piazzetta, así como las magníficas tumbas de venecianos ilustres. En el centro de la plaza la imponente estatua de Coleoni, esculpida por Andrés Verrocchio (1488),maestro de Leonardo. Aconsejamos que, a partir de aquí, desviándonos un poco, admiremos las formas puras de Santa Maria de los Milagros de P. Lombardo (1489).

Al volver a San Juan y San Pablo, se hace orillando el pintoresco Rio dei Mendicanti (Rio de los Mendigos), hasta la Fondamenta Nueva y se sigue a lo largo de la laguna hasta la iglesia de los Jesuitas, del seiscientos, sobre el sereno campo del mismo nombre. Regresamos al Canal Grande para admirar un milagro del gótico venecianos: la Cá D'Oro (1421-1440) (La Casa de Oro), que aloja, en orden de importancia, la segunda de las pinacotecas de la ciudad, con el dramático San Sebastian de Mantegna, una Venus de Ticiano y obras de Vivarini, Carpaccio, Lippi, Ghirlandaio, Signorelli, etc. Nos dirigimos ahora a la solitaria iglesia de la Misericordia, gótica, junto a la cual está la escuela del mismo nombre, siendo éste uno de los lugares más sugestivos de Venecia, en el cruce dos ríos (canales) con un bonito puente de madera. Se procede hasta la Madonna dell'Orto (La Virgen del huerto) en donde vivió Tintoreto, y luego fue enterrado, dejando un estupendo ciclo de pinturas.

Volvamos definitivamente al Canal Grande y pasemos ante el Palacio Vendramin-Calergi, donde murió Ricardo Wagner (1883), y continuemos hasta que, atravesando el Cannareggio, encontremos la iglesia de San Jeremias y el austero Palacio Labia (siglo XVIII) en cuyo interior se encuentran famosos frescos de Tiépolo. Junto a la estación ferroviaria, la iglesia de los Descalzos, con fachada del setecientos. Desde aquí, tomando el "vaporetto", recorreremos el Canal Grande que abandonaremos en la isla de San Jorge Mayor, conjunto de edificios de varias épocas; domina la iglesia construida por A. Palladio (1565-1580), en cuyo interior numerosos cuadros de Tintoreto y otros pintores.

En la mañana del tercer dia partiremos desde Riva degli Schiavoni (Ribera de los esclavos), tomando un vehiculo particular, e iremos a la isla de Torcello (10 km de navegacion) a un lugar, hoy solitario, que fué el mas florido de la laguna antes que Venecia se afirmase. Quedan dos iglesias encantadoras: la Catedral, del ano 639 (reconstruida en el si-glo XI), con el solemne interno, columnas de marmol griego, mosaicos veneto-bizantinos, esplendido abside con logia reflejandose sobre un rio melancólico y silencioso, y la armoniosa Santa Fosca (siglo XI) de planta octogonal. Delante, en un prado con ruinas esparcidas, no muy lejos de alli, el Palacete del Consiglio (Consejo).
Volviendo a Venecia se alcanza Mestre; se va hacia Jesolo (44 km) desde donde se prosigue a Trieste haciendo una desviación (unos 10 km a la derecha) para ver el puertecito adriatico de Caorle v el rarísimo campanario cilindrico, siglo XI, parecido a los de Ravenna, de la romanica Catedral. Retrocedamos a la carretera hasta llegar a un cruce que nos llevara a PORTOGRUARO, notable ciudad con bonitos palacios goticos (el del Moro, Comunal), y un buen Museo Arqueologico. A 52 km de Portogruaro, surgen los restos de AQUILEIA.