Érice
En la carretera tortuosa que sube la pendiente del monte San Giuliano, el aire se hace cada vez más fresco y atenuado, entre panoramas asombrosos que aparecen de repente detrás de los recodos. Acostada en la cumbre, encapotada con frecuencia por la niebla, aparece finalmente Erice, una ciudad antigua a medio camino entre historia y mito. Virgilio hablaba ya de Erice, relatando la llegada de Enea a sus orillas, mientras que la leyenda cuenta que fue Erice, hijo de Afrodita, el que fundó la ciudad erigiendo un templo dedicado a la madre. Construido en el borde de un peñasco escenográfico, el antiguo templo ha dejado su lugar a lo que hoy es el Castillo de Venus (Castello di Venere), de época normanda, que destaca en un panorama desmesurado.
Porta Trapani recibe a los visitantes explicando la atenta organización defensiva de la ciudad que, a través de las diferentes épocas históricas, siempre desarrolló un importante papel estratégico-militar. Ello viene confirmado por las majestuosas murallas de la ciudad, de época élimo-púnica, denominadas ciclópeas por su extraordinaria dimensión. Una vez dentro, capturan inmediatamente la atención la fascinación de las características venule, estrechas carreteras empedradas, que siguen recorridos tortuosos entre casas de piedra, claustros y arcos inesperados. Resulta sorprendente la gracia de los patios de las casas, embellecidos con esmero por flores y plantas.
Entre las callejuelas se cuentan más de 60 iglesias y se admiran las fachadas de las casas patricias, en una superposición de estilos que van desde el gótico, al renacentista, al barroco. Divertido el shopping en las tiendas artesanas que exponen cerámicas variopintas y alfombras tradicionales, trabajadas aún en viejos telares. Las subidas y bajadas de callejuelas conducen a la gran plaza central, piazza Umberto I, a la que se asoma el Palacio Municipal (Palazzo Municipale) con la rica biblioteca Vito Carvini.
En la plaza se encuentra el museo Cordici, que expone en el atrio una preciosa Anunciación de Antonello Gagini. Poco distante se encuentra el Centro de cultura científica Ettore Majorana, fundado por el científico Antonino Zichichi, que ha hecho de Erice la ciudad de la ciencia. El centro científico recibe a científicos de fama internacional que se reúnen en esta sede para discutir sobre emergencias meteorológicas, ambientales y tecnológicas.
Los Jardines del Balio son, sin duda, el lugar más sugestivo de Erice. Toman el nombre de Baiuolo, el gobernador normando que residía en el castillo circundado por este parque. Extraordiarias las vecinas Torres del Balio, construidas por los Normandos para reforzar las defensas del castillo y la Torreta Pepoli, construcción tardo-morisca empinada encima de una roca. Desde el Balio se puede disfrutar de un panorama que las palabras no pueden describir. En los días nítidos Monte Cofano, las islas Egadi, las salinas y todas las localidades de los alrededores se convierten en actores de un espectáculo casi surreal, tanta es la sugestión que procuran.
No hay que perderse la espléndida Matriz que, solemne y elegante, está refinada por los almenajes a cola de golondrina y el gracioso rosetón que se abre en la fachada. El cercano campanario, en su origen torre de avistamiento, descolla en el cielo dominando todo el campo circundante.
Erice es capaz de seducir con los ojos pero también con el paladar. Los dulces son el plato fuerte de la gastronomía ericina. Las monjas de clausura de los conventos de San Carlo y Santa Teresa han dejando en herencia a los pasteleros las recetas tradicionales de dulces inimitables en los que la almendra es el ingrediente recurrente: los dulces de riposto, rellenos de conserva de cidra y decorados ricamente con glaseado de colores pastel, los bocconcini de almendra, los perfumados frutos de Martorana, los cuaresmales, los bellos y feos.
No se puede dejar Erice sin haber probado antes la genovese, dulce de pastafrola relleno de crema de una friabilidad y delicadez inconfundibles. En todas las panaderías se pueden comprar los mustazzoli, aromáticas galletas de la típica pasta dura y crujiente que combinan muy bien con el café con leche matutino. El campo ericino también es el territorio de otro producto delicioso: el aceite de los Valles Trapaneses (Valli Trapanesi), DOP desde 1999, extraído de las variedades Cerasuola y Nocellara en medida no inferior al 80%. La zona de producción cubre, además del municipio de Erice, el de Trapani, Alcamo, Buseto Palizzolo, Calatafimi, Castellammare del Golfo, Custonaci, Gibellina, Marsala, Mazara del Vallo, Paceco, Petrosino, Poggioreale, Salemi, San Vito Lo Capo, Valderice, Vita.
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En avión
. Ryanair tiene un vuelo desde Madrid y Barcelona, al aeropuerto de Trápani-Birgi
www.ryanair.com
www.trapaniairport.it. Alitalia, Myair, Windjet, Meridiana... aterrizan en el aeropuerto de Palermo.
www.gesap.it -
En coche
Autopista (A 29) Palermo - Trápani, s.s 113
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En tren
Línea Palermo - Trápani (Via Milo)
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En autobús
. Autoservizi Lumia (Agrigento - Trápani) Tel. 0922/20414
. Autoservizi Segesta (Palermo - Trápani) Tel. 0923/20066
. Autoservizi Segesta (Roma - Trápani) Tel. 091/300556
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En barco
. Tirrenia (Cagliari - Trápani) Tel. 0923/545433
. Linea Tirrenia (Túnez - Trápani) Tel. 0923/545433
. Linea Conatir (Livorno - Trápani) Tel. 0923/546288
. Linea Canguro (Civitavecchia - Trápani) Tel. 0923/541004
. Traghetti delle Isole (Via Amm. Staiti, 23) Tel. 0923/88467
. Siremar (Isole Egadi y Pantelleria) Tel. 0923/54545
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Con hidroala
Línea Ustica Lines (Napoli - Trápani) Tel. 0923/22200