RECORRIDOS POR NÁPOLES IV

Barrio Vomero de Nápoles

Las colinas: desde Vomero a Capodimonte.

El Vomero nació en el 1800, en una zona verde renombrada por los magníficos panoramas sobre el Golfo. Hoy los chalet de estilo liberty están flanqueados por palacios modernos y este barrio es uno de los más vivaces de Nápoles, donde abundan negocios para hacer shopping.

El corazón de Vomero es la piazza Vanvitelli, desde donde es fácil llegar a Villa Floridiana, regalo de Fernando de Borbón a la esposa morganática Lucia Migliaccio, duquesa de Floridia. El palacete elegante, realizado por Antonio Niccolini y circundado por un amplio parque con ruinas ficticias, avenidas sinuosas, prados y mirador, alberga el Museo de la Cerámica Duca di Martina. El núcleo principal del museo está constituido por las colecciones donadas por los herederos de Placido De Sangro, duque de Martina, apasionado coleccionistas de corales, marfiles, tabaqueras y principalmente porcelanas y mayólicas. Son relevantes las colecciones de porcelanas de Capodimonte y del Extremo Oriente.

De piazza Vanvitelli se llega (también con escaleras mecánicas) a la cumbre de la colina, en donde se encuentran Castel Sant’Elmo y la Cartuja de San Martino.

Castel Sant’Elmo en Vomero, Nápoles

Castel Sant’Elmo domina con su masa imponente el perfil de la ciudad. Con la cercana Cartuja, es visible desde muchos puntos de Nápoles.
Esta maciza fortaleza fue construida en el 1300 por Roberto De Anjue y completamente reconstruida bajo el gobierno de Pedro de Toledo (1537-1564).
La planta tiene la forma de una estrella de seis puntas; en parte está excavada en la masa tobosa y está circundada por bastiones y fosos. Desde las explanadas se goza una vista espectacular a 360 grados de Nápoles.

Al lado del castillo está el monumental complejo de la Cartuja de San Martino, también de origen angevino: iniciada por Tino di Camaino en el 1325, fue transformada entre los últimos años del 1500 y mediados del 1600 por los más conocidos arquitectos y artistas de la época (Dosio, Fanzago), convirtiéndose en la expresión más completa del barroco napolitano y uno de los monumentos más grandiosos de la ciudad.

El interior de la iglesia cuenta con un bellísimo conjunto de frescos, esculturas, mármoles policromados, pinturas. Los frescos fueron realizados, entre otros, por Giovanni Lanfranco y Battistello Caracciolo. También el presbiterio y la sacristía están llenos de decoraciones: telas de Ribera, Mássimo Stanzione, Guido Reni, armarios y retablos de madera taraceada. La bóveda de la capilla del Tesoro está pintada al fresco con el luminoso Triunfo de Giuditta de Luca Giordano.

Cartuja San Martino en Vomero, Nápoles

En las salas que rodean el Claustro Grande se encuentra la sede del Museo Nacional de San Martino. El recorrido expositivo comprende secciones dedicadas a la escultura y a la pintura, artes menores, teatro. Importante la sección dedicada a las imágenes de la ciudad, con obras del 1400 en adelante, entre las cuales encontramos el famoso Tabla Strozzi. De particular interés la sección de pesebres, compuesta por las obras de los más célebres artistas del 1700 y por dos excepcionales conjuntos: las estatuas lignarias del pesebre del siglo XV de San Giovanni a Carbonara y el pesebre Cuciniello (llamado así por el nombre del donador) del siglo XIX. Vale la pena visitar el Quarto del Priore (la residencia restaurado del padre Prior) en posición panorámica, y el bellísimo jardín del convento.

El punto más elevado de la ciudad (457 metros) es l’Eremo dei Camaldoli (Ermita de los Camaldoli), construido en 1585, desde donde se puede admirar un panorama espléndido del Golfo, las islas y los Campos Flégreos. Ultimo extremo del tejido urbano de la colina, merece una visita para gozar a pleno del Parque de los Camaldoli.

Vistas de Nápoles desde Vomero

Desde Calmaldoli, bajando por viale Colle Aminei, se llega a Capodimonte. El nombre deriva del latín tardío Caput de Monte e indica con claridad la posición del lugar: una colina ubicada en el punto más alto de la ciudad histórica. Aquí se eleva el Palacio Real de Capodimonte, rodeado por un amplio parque. Carlos de Borbón, cazador apasionado, quiso construir aquí un pabellón de caza. Luego amplió el proyecto e hizo edificar un palacio para acoger las preciosas colecciones farnesianas. El edificio diseñado por Antonio Medrano, fue completado sólo en 1839. En el inmenso bosque se encuentran la Casina de Víctor Manuel II, el pabellón de caza llamado de la Reina, la Capilla de San Gennaro, el edificio de la antigua Fábrica de porcelanas fundado por Carlos de Borbón en el 1737, la Ermita de los Capuchinos y la Faisanera para la cría de los faisanes.

El Palacio Real hoy es sede del Museo Nacional de Capodimonte, uno de los más importantes del mundo para la pintura y las artes decorativas. El núcleo más importante del museo proviene de la colección Farnesio, iniciada por el papa Pablo III y heredada por Isabel Farnesio, madre de Carlos de Borbón.
La galería de cuadros comprende más de 200 obras de arte de Masaccio, Botticelli, Rafael, Ribera, Tiziano, Mantegna, Correggio, El Greco, Lorenzo Lotto, Parmigianino, Carracci, Bruegel. En la misma sección están expuestos también dos cartones preparatorios de Rafael y de Miguel Ángel, para la Stanza della Signatura y para Capilla Paulina en el Vaticano respectivamente.

Madonna col Bambino e due angeli di Botticelli en el Museo Capodiminte de Nápoles

También excepcional es la Galería de la pintura de Nápoles entre los siglos XIII y XIX: el San Ludovico de Tolosa de Simone Martíni, la sobrecogedora Flagelación de Caravaggio, y otras tantas obras de arte de Ribera, Luca Giordano, Francesco Solimena. La sección dedicada al siglo XIX posee gran cantidad de obras de los pintores de la escuela de Posillipo, desde Antón Smick Pitloo a Giacinto Gigante, y de maestros del naturalismo, como los Palizzi. De los tantos artistas de la segunda mitad del siglo XIX y del inicio del novecientos, de Domenico Morelli a Vincenzo Migliaro, es posible tener una visión completa.
También la sección contemporánea cuenta con obras de importante relieve: de Alberto Burri a Andy Warhol, de Carlo Alfano a Mimmo Paladino. El recorrido de la visita reserva otras maravillas como el Aposento Histórico, con el Salón de porcelana de la Reina Maria Amalia. La colección de arte decorativo es una de las más ricas de Italia, con obras únicas como el precioso joyero Farnesio y los tapices d’Avalos; y las porcelanas ejemplares excepcionales, como el gran Carro de la Aurora en biscuit, de Filippo Tagliolini.