Cerdeña

El sur de Cerdeña

El sur de Cerdeña es un fiel reflejo de la excepcional diversidad geográfica que fundamenta la historia del hombre y de su cultura en la isla.
Zona privilegiada de contacto con los turistas y de enlace con las poblaciones del interior, sus acontecimientos determinan profundamente a toda la isla y su influencia sobre la sociedad contemporánea sarda se extiende más allá de los actuales confines administrativos, verificando éstos en los vínculos culturales y sociales explícitos con subregiones que por mucho tiempo y a titulos diversos fueron parte integrante, como las de Oristano y Ogliastra.

La población de la zona costera y de las cercanías, lugares tradicionalmente relacionados con el comercio marítimo del primer milenio a.c., es en realidad anterior a la presencia de los fenicios en el Mediterraneo.
Del siglo III a.c. son los hallazgos de la cultura de Monte Claro encontrados en el mismo centro de la ciudad de Cagliari.


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Antiguas culturas de Cerdeña

Cerdeña menhires de Pranu Muttedu

El primer testimonio de la presencia del hombre en Cerdeña data del Paleolítico, el largo período comprendido entre los 450.000 y los 10.000 años de hoy. Los elementos de cultura material encontrados en el centro y norte de Cerdeña consisten principalmente en utensilios de piedra silicias ó calcáreas utilizadas para la supervivencia del hombre.

Del período Mesolítico (10.000 a 6.000 a.c.) no hay más que algunos escasos testimonios, constituidos por objetos metálicos pequeños, armas a partir de restos volcánicos como puntas de flecha y hojas afiladas.

Tour por Cerdeña

El período que nos ha dejado mayor cantidad de materiales es aquel que va desde el Neolítico (6.000 a 2.900 a.c.) pasando por la Edad del Cobre (2.900 a 1.800 a.c.) hasta la mitad de la Edad del Bronce (1.800 a 1.300 a.c.). En este período además de instrumentos en piedra aparecen los primeros jarrones de cerámica de distintos tamaños. Hay toda clase de ellos: desde los jarrones simples y hechos de manera más rústica sin ningún tipo de decoración, hasta los realizados con mayor decoro, elaboración y una gran diversidad de elementos decorativos, usando desde conchas de moluscos hasta restos de huesos o madera para realizar la impresión decorativa.

La diversidad de formas y estilos de la cerámica ha ido diferenciando las características culturales de los jarrones en función de su lugar de procedencia. Por lo tanto hay distintas culturas: la cultura del Filiestru, de Bonuighinu, de Ozieri, de Filigosa, de Abealzu, de Monte Claro, de Campaniforme, de Bonnannaro, y la de Sa Turricola.
Durante este período también se ha encontrado restos de arquitectura, siendo la más importante "le Domus de Jana", cuevas escavadas en la propia roca con decoración en el interior que nos hace pensar que eran tumbas y revela la creencia popular que este lugar era el lugar de las hadas (Janas).

Nuraghe en la isla de Cerdeña

La cultura que más representa a la isla de Cerdeña es la de Nuraghi, la cual convivió con culturas como la fenicia, la púnica y la romana. El Nuraghe es una torre construida usando técnicas megalíticas que posee una puerta con un corredor que dá acceso a una única habitación circular interna cubierta con una falsa cúpula y con anillos concéntricos, colocada para defender el territorio.

Durante los siglos IX y III a.c. en Cerdeña se afianzan civilizaciones como la fenicia y la púnica, dejando muchos testimonios de sus culturas. Desde el 238 a.c. la civilización romana se impone con todo su esplendor sobreponiéndose a las culturas precedentes y fusionándose también con ellas.
Todos estos testimonios se pueden visitar en el Museo Arqueológico Nacional de Cagliari, además de los pequeños museos que hay en todo el territorio de la isla.

Cagliari y los alrededores

Tempio di Antas en Fluminimaggiore, Cerdeña.jpg

Situado sobre colinas calcáreas en la parte más protegida del amplio Golfo de los Ángeles, la Karalis (Cagliari) fenicia, púnica y romana ha sido uno de los atracaderos preferidos del Mediterráneo meridional.

En un territorio, seguramente frecuentado desde el Neolítico, la fundación urbanística se remonta al siglo VII a.c. cuando los fenicios instituyeron una escala comercial a las orillas del estaño Santa Gilla. Los cartagineses la dotaron de una implantación orgánica y funcional, y los más grandes testimonios del largo período púnico provienen de la necrópolis de Tuvixeddu, rica en utensilios funerarios, y de la zona de Santa Gilla, la cual ha recuperado numerosas cerámicas utilizadas en ritos religiosos.

La presencia romana transformó profundamente la disposición urbanística y administrativa de Caralis, reutilizando en parte todo lo que previamente se había construido y edificando sistemas de refuerzos, almacenes para la sal, foros, calles, y plazas pavimentadas, una fortaleza fortificada en el barrio de la Marina, hasta que concedieron a la ciudad la categoría de municipio en el 46 a.c.

Vistas de Cagliari desde el Castello

Con la difusión del cristianismo, Cagliari se convierte en el centro de difusión de la nueva religión en toda la isla, punto de llegada de mártires y hombres de fe llegados a través de las rutas que procedían del norte de África. En la época bizantina la ciudad y la sede del gobierno local surgieron en la localidad de Santa Igia, en la vecina laguna costera de Santa Gilla, en una posición que garantizaba suficiente protección de las incursiones que provenían del mar.
Pero a espaldas del litoral, el enorme sistema de relieves calcáreos ofrecía mayor seguridad de defensa, de la cual se aprovecharon los Toscanos y los Pisanos cuando, después de doblegar la institución estatal del Giudicato, fundaron en el 1216 Castel di Castro sobre la colina que hoy es el barrio residencial de Castello. Rodeados de altas murallas fortificadas la nueva fortaleza se desarrolló rápidamente copiando la disposición urbanística de las ciudades toscanas, mientras los avanzados sistemas defensivos de las murallas se extendieron a los barrios de Marina, Villanova y Stampace.
Pero la presencia pisana contrastaba con la nueva política de Bonifacio VIII, que en el 1297 enfeudó Cerdeña y Córcega a favor de Jacobo II de Aragón. En el 1324 Pisa se rinde a la conquista aragonesa dejando la ciudad y la isla a la dominación ibérica.

Barrio de la Marira de Cagliari en Cerdeña.jpg

En el 1720, después de una breve anexión con Austria, Cerdeña entró a formar parte del reino de los Saboya. En el 1793 los militares sardos desbarataron en el Golfo de Quartu un intento de ataque por parte de la flota francesa. Gracias a esta demostración de fidelidad, los parlamentos sardos solicitaron al rey la concesión de algunos derechos fundamentales, como el reconocimiento de la igualdad ante las obligaciones públicas. La respuesta negativa provocó un levantamiento popular que consiguió echar a los piamonteses en el 1794. Cuatro años más tarde Carlo Emanuele IV, firmada ya la rendición de los franceses, tiene que dejar Turín y trasladarse a Cagliari con la familia real.

La unidad de Italia no eliminó el hambre ni los numerosos problemas que afligían a la población. En los años veinte del siglo XX el alcalde Ottone Bacaredda puso en marcha la realización de grandes obras públicas dando a la ciudad una nueva cara que sobrevivió parcialmente a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
La reconstrucción desarrollada alrededor del núcleo histórico tradicional de los cuatro barrios de Castello, Marina, Stampace y Villanova, ha revalorizado el tejido urbano creando grandes calles con árboles, nuevas zonas verdes de recreo, confirmando la unión definitiva con el mar.

Iglesia de San Michele en barrio Stampace de Cagliari, Cerdeña.jpg

Desde 1949 Cagliari es la capital de la Región Autónoma de Cerdeña.

Los barrios más importante de Cagliari son:
Barrio de Castello. Domina la ciudad de Cagliari. Fueron los pisanos quienes fortificaron esta colina; todavía subsisten algunas torres pisanas. Es el barrio más conocido de la ciudad, pudiendo visitar talleres de anticuarios y artesanales.
Barrio de Marina.- Mirando al mar, siempre ha tenido un papel importante en la economía de la ciudad. Desde el 1216 los Pisanos hicieron del barrio la desembocadura natural hacia el mar. Todavía se mantiene en él la esencia multiétnica, hecho de pequeñas tabernas y restaurantes trattorias que emanan olores de especias y de varias delicias gastronómicas.

Barrio de Villanova.- Cercado por murallas, aunque no está fortificado, fue la residencia de aquellos que se unían a la ciudad para aprender los diferentes trabajos artesanales y de todos aquellos que se dedicaron a la agricultura.

Barrio de Stampace.- Es el barrio más antiguo de la ciudad. De sus calles, cada una con una iglesia, se tienen noticias a partir del siglo XI. Todavía hoy, paseando por sus callejones, uno tiene la sensación de realizar un viaje por la Cagliari más auténtica.

Además de los barrios típicos de Cagliari, hay que ver la Gruta de la Víbora, los mercados locales, y los alrededores de Cagliari: