Martina Franca
En provincia de Taranto

El núcleo original se remonta al siglo X, cuando algunos refugiados de la ciudad de Taranto, huidos de su ciudad devastada por los sarracenos, construyeron una aldea en el Monte San Martino, ampliada en 1310 por Felipe I de Anjou, Príncipe de Tarento, que la rodeó con muros y torres que le dio una gran importancia estratégica, ya que debido a su posición geográfica a medio camino entre el Mar Jónico y el Mar Adriático, permitió un fácil control sobre el tráfico y el comercio.

El nombre de Martina hace referencia la devoción de sus fundadores a Martin de Tours. El adjetivo "Franca" deriva del hecho que Filippo I, para favorecer a la población de la nueva aldea, otorgó privilegios y franquicias, creando así una ciudad franca, una ciudad "libre".

Al centro de la ciudad se ingresa por una de las cuatro puertas conservadas: Puertas de San Estefano, San Nicola, Santa Maria, San Pietro, o bien a través de la curiosa Posterla, un muy estrecho paso en la muralla en la que solo cabe una persona.

Respecto a los edificios destacan las torres de Martina Franca: Torre delle Seti, Torre del Forno, Torre dei Mulini y Torre dell’Anunciata. Entre las iglesias destaca la barroca basílica de San Martín, S. Domenico y la iglesia del Carmen (1727-1758).
Entre los edificios civiles destacan el Palazzo Ducale, sede del Museo natural de Pianelle, el edificio de la Universidad (1478) y el bonito Palazzo Stabile.

El plato típico de la gastronomía local son los "gnummeredde" (involtini (rollitos) locales hechos con hígado, pulmón, mollejas e intestinos de cordero cocinados en horno de leña), el postre navideño "intreme di vicchie, y el vino D.O.C. "Bianco Martina" .

Los pueblos limítrofes de Martina Franca son: Locorotondo, Cisternina, Alberobello, Fasano, Grottaglie, Ostuni, Castellana Grotte y Taranto.