Entre Roma y Nápoles
Viajar en coche: Roma (6)

En el Segundo Día, iremos al Castillo del Santo Ángel, poderosa construcción resultado de la transformación en fortaleza efectuada en el Medioevo, del mausoleo erigido por el emperador Adriano para su propia sepultura (135-139); fué residencia papal, luego prisión. Se podrá visitar por dentro; contiene un Museo y, entre otras cosas, buenas pinturas.

Por Via de la Conciliación, nos dirigimos a plaza de San Pedro, cuya gigantesca columnata, obra cumbre de Juan Lorenzo Bernini, extiende sus brazos potentes.

Aquí, comienza, entrando en la Basilica dominada por la Cúpula de Miguel Ángel, un verdadero universo de arte y de historia, constituido por la iglesia (se puede subir a la cima de la Cúpula para admirar el panorama de la ciudad), la pinacoteca Vaticana, los Museos: Pío Clementino y Chiaramonti (donde se elegirá, sobre todo, la sección etrusca) de los apartamentos papales, las Capillas Sixtina, Paolina y de Nicolás V; de la Estancia y la Logia de Rafael.

Pensamos que la mañana basta apenas para satisfacer la visita al Vaticano y sugerimos almorzar en los alrededores para subir después a la estupenda Passeggiata del Gianícolo (Paseo del Gianícolo), en cuya cima se abre la amplia plaza con, al centro, el monumento a Garibaldi. Se podrá permanecer algún tiempo en este fantástico belvedere abierto a la ciudad, antes de bajar por la parte opuesta hacia la monumental Fuénte del Agua Pabla (1612) y la elegante casa del Renacimiento de San Pedro en Montorio, en cuyo patio se halla una obra maestra de Bramante, el templete circular (1512), o el Lungotevere, donde se encuentra la célebre villa Farnesina, de Peruzzi (1511) en cuyo interior, el fresco de Galatea, obra de Rafael.

Tour por la costa Amalfitana, con salidas diarias

Recorramos calle de la Lungara, llegamos al barrio pintoresco del Trastévere y a Sania Maria in Trastévere, Basilica del siglo XII, con campanario románico (interior con espléndidos mosaicos en el ábside, en parte debidos a Cavallini, (1291).

Por la calle de Lungaretta, se llega a Plaza Sonnino y a la vecina de G. G. Belli, dominada por el palacio ('200) llamado Palacete de los Anguillara (según se narra, aquí, Gregorivius, atraído por la sugestión de las piedras de la ciudad, decidió escribir su monumento " Historia de Roma en el Medioevo "), frente a nosotros el río Tiber y, en medio, la antiquísima isla Tiberina, sobre la que surge la Iglesia de San Bartolomé.

Seguiremos el Lungotevere hasta el Puente Palatino, junto a los restos de un puente romano de época republicana y, desde aquí, por pintorescas callecitas antiguas, a la Basilica de Santa Cecilia, sugestiva iglesia prerrománica (siglo XI) precedida de un hermoso portal barroco que dá acceso a un silencioso y recoleto jardín en cuyo centro hay una fuénte.

En el interior, riquísimo en obras de arte, el Tabernáculo de Arnolfo de Cambio, mosaicos del siglo IX, en el ábside, encantador claustro y, en el Coro de las Monjas, fresco del Juicio Universal, obra maestra de Cavallini (siglo XIII).