Entre Florencia y Roma
Viajar en coche: Florencia (3)

El itinerario del segundo día comienza con los antiguos etruscos. Iremos a plaza de la Santísima Anunciación (Annunziata), en donde se respira la noble calma del joven Renacimiento.

Empezada en el doscientos, la iglesia fue retocada por Michelozzo y A. de Sangallo; el atrio conserva exquisitos frescos de A. del Castagno, Pontorno, Franciabrigio, Alessio Baldovineti. Interior barroco con cuadros y frescos delPerusino, Broncino y las tumbas de Benvenuto Cellini, Andrea del Sarto y Pontorno.

Al lado de la Iglesia, el bonito Hospital de los Inocentes, de Brunelleschi, en cuyo refectorio se conservan la alegre Epifania, de Ghirlandaio y una Virgen de Pedro de Cósimo. Frente al hospital, el Museo Arqueológico; nos dirigimos al Museo Topográfico de Etruria, con testimonios ordenados según los lugares de origen: Orvieto, Chiusi, Tuscania, Tarquinia. El Antiquarium (Anticuario) es rico en famosas esculturas etruscas y griegas; en Sarcófago de Larthia Seianti (siglo II a. de C.) con la majestuosa figura de mujer que se prepara para el viaje a ultratumba; la estatua del Arringatore (III siglo), y la fabulosa Quimera broncínea del V siglo encontrada en Arezzo en 1555.

Del mundo etrusco y helénico pasamos ahora, con un salto de veinte siglos, al mundo místico del Beato Angélico en el vecino Convento de San Marcos donde el fraile dominico, en ocho años (1437-1445) pintó en sus paredes uno de los más prodigiosos ciclos de la pintura de todos los tiempos. En San Marcos se han reunido también los más importantes pinturas en tabla del Beato Angélico que existen en Florencia. De San Marcos pasamos al Cenáculo de Santa Apolonia, para admirar el rudo y fuerte Cenáculo de A. del Castagno y los vigorosos Retratos de Hombres Ilustres del mismo pintor. En la cercana calle Ricasoli está la Galeria de la Academia, con numerosas pinturas, célebre, sobre todo, por las estatuas de Miguel Ángel: el David, obra de su madura juventud, y las dolorosas Prisiones (solamente los esbozos) para la incompleta tumba de Julio II. Todavía nos espera Miguel Ángel en la cercana sacristía Nueva de San Lorenzo, con las Tumbas de Lorenzo y Juliano de Medicis.

Admiramos, en primer lugar, el luminoso interno de San Lorenzo, la recogida Sacristía Vieja, obra de Bruneleschi y luego pasad al ambiente miguelangelesco para daros cuenta de que, ni siquiera a cien años de intervalo ha nacido un mundo nuevo. Relaciones entre pintura y arquitectura se presentan ahora en términos nuevos; hay una escultura arquitectónica en la que se componen figuras; las tumbas no se hallan ya apoyadas en las paredes sino integradas; las estatuas, a su vez, son parte esencial de las tumbas y, en conjunto, estructura y estatuaria, expresan poderosas alegorías donde, concepciones paganas y cristianas hablan de las mismas verdades eternas: sobre la vida, la muerte y el más Allá.

En el mismo conjunto monumental, Miguel Ángel realizó la Biblioteca Laurenziana, primera biblioteca civil destinada al público. Visitemos ahora el Palacio Médici-Riccardi, con el Museo Mediceo y el sugestivo fresco del Cortejo de los Reyes Magos, pintado en la capilla por Benozzo Gózzoli (1459).